domingo, 5 de diciembre de 2010

La teoría de las donas


Fabiola, una amiga, me contó algunas de sus reservas sobre "agarrar" con un pata que recién conocía del fin de semana. Yo no estaba muy segura si contarle que yo ya lo había hecho antes, pero por experiencia preferí mantener un perfil bajo y decirle que no encontraba muy emocionante eso de besar extraños. La verdad de todo es que me parece un pasatiempo muy vacío y lo que me deja esa experiencia es la misma sensación que comer una dona glaseada: Al principio es rico y te empalaga porque está llena de azúcar, sensación que te mantiene feliz mas o menos por dos horas, hasta que tu cuerpo procesa todo ese dulce, que a la larga no le aporta nada a tu alimentación. Luego de eso, viene el bajón, en donde sientes una profunda hambre y quieres volver a comerte otra dona glaseada. Finalmente, tantas donas terminan dándote naúseas y ya no quieres siquiera oler una en un buen tiempo. 
And that's the way it is.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario