viernes, 19 de noviembre de 2010

Soñando

Soñé que estaba corriendo por una calle ancha y larga, interminable, llena de baches. Corría hacia algo con desesperación. ¿Es que nunca has soñado que estás apurado por llegar a algún lado? ¿Que estás a punto de llegar muy tarde a algo? Yo siempre sueño con eso. En mis sueños siempre estoy corriendo, sorteando obstáculos, tratando que algún bus ficticio no me deje, que la puerta imaginaria no se cierre antes que yo pueda entrar, o que esa persona inexistente que me espera no se vaya, no me deje. Nunca tengo claro a qué corro, pero sí que tengo que llegar como sea. Tal vez es solo un sueño, y no tiene sentido ahondar en ello. Pero lo raro de todo fue que me sentía feliz, contenta, llena. Como si supiera que eso que me espera no me va a dejar, que va a estar ahí, y que la única razón por la que corro es porque la impaciencia no me deja detenerme, tengo que verlo, tengo que llegar porque los minutos que paso son muy largos, porque las piernas se me hacen eternamente lentas, y los pasos pesados y torpes, porque desearía poder pensarlo y estar ahí. 
En mi sueño no te encuentro, pero sé que estás ahí. Quiero pensar que ese sueño va a tener un final algún día, y que mañana, pasado, la próxima semana voy a volverme a encontrar en esa calle ancha y larga llena de baches, y que voy a voltear una esquina, o voy a abrir una puerta, o voy a subir por una escalera y te voy a encontrar y me vas a preguntar porque tanta prisa, porque la larga carrera, si a fin de cuentas siempre estuviste ahí esperando. 
Y yo te voy a decir que las coincidencias no existen. No vale la pena que me explaye ahora sobre ese posible futuro. Todo se da a su tiempo. 
Cuando llegue, te lo explicaré todo.  

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